lunes, 17 de noviembre de 2014

UN COMPLETO EXTRAÑO



Subí al auto sin dirección alguna, o tal vez creo que tenía una,  pero el GPS estaba más perdido que yo en esta hermosa y gran cuidad a mitad del  otoño; En la parte trasera de mi auto poseía un par de abrigos y dos sombreros, tenía tanto, pero tanto frio que pensaba que tendría parar en cualquier lugar para recuperar la fuerza de mis dedos para seguir conduciendo, ¿cómo podía ignorar la lluvia que hacía que mi travesía fuera cada vez más difícil?

Llegue por fin a un lugar, no sabía si sería exactamente lo que tenía en mente, pero en estas épocas los lugares cerrados son el centro de atracción de las personas en busca de un poco de calor, pues el ambiente hace que las personas pierdan la poca llama que llevan por dentro para sobrevivir en este tempano de hielo que es la realidad; Empecé a observar un par de pinturas en aquel local a ver si un poco de “Buen arte” podría alejarme  de la realidad y abrirme la mente a creer que es posible sentirme viva una  vez más; Fue en ese preciso momento en que te vi , desvié la mirada para otro lado pero algo me hizo girar una vez más, cómo podría olvidar ese rostro, eras tan perfecto que te detallaba una y otra vez, la obsesión era tal que me hacías morder mis labios, tus ojos eran tan hermosos… tu cabello me hacía desear pasar mis manos entre ellos y contemplar tu bello rostro; vestías un par de topos negros en tus orejas, camisa blanca y sobre ella  un abrigo a cuadros azul, tan azul, tan mi favorito, jeans y zapatos, todo completamente a mi gusto; te observé por tanto tiempo que lo notaste, en mi defensa  me salvo uno de mis sombreros , el cual me puse antes de salir, aquel sombrero ocultó mi rostro por unos segundos, pero sirvió poco, levante la mirada y estabas tú observándome con tu sonrisa algo picara que aparece de la nada y entras a otro lugar dejando tu galante rastro ; mi camino continuó, los chicos me abrían las puertas de los lugares a los que entraba, sonreían, por un segundo sentí un poco de rareza,  pero aun así seguí mi camino fuera de tanta distracción y mientras caminaba pensaba cómo era posible estar rodeada de tanta gente y sentir todo lo que pasa por sus mentes.

Sombreros oscuros, tan oscuros, tan negros.

Oscuras, oscuras sus mentes; cómo era posible sentir tanta soledad, me detuve un segundo en medio  del corredor dejando que las personas pasaran un poco más cerca de mí, podía sentir sus pensamientos, criticas, envidias, celos, insultos; todo era un mar de hipocresía y belleza y un poco de algo más que ningún diccionario en su vasto mundo de palabras  podría describir.
Retiro mi sombrero negro y puedo sentir como la gente cambia, paso a ser una más del tumulto; me pongo mi sombrero una vez más y mi aura se vuelve nuevamente  oscura, misteriosa, solitaria.

El sombrero es mi verdadero yo,  el que  nunca quise dejar salir, pero ahora que está a la vista de todos y es aceptado sin mayor distinción y a su vez envidiado, decido retirármelo de la cabeza una vez más y caminar unos cuantos pasillos sin él; entré nuevamente a observar las pinturas y ver si mi concepto había cambiado, pero te encuentro una vez más con tu apariencia sensual y mirada provocadora, me puse el sombrero de nuevo  porque comprendí que con él podía disfrutar de tanta oscuridad y belleza sin temor alguno, se lo había ganado, un completo extraño con su sonrisa había logrado más que cualquier otra persona.


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