Subí al auto sin dirección alguna, o tal vez creo que
tenía una, pero el GPS estaba más
perdido que yo en esta hermosa y gran cuidad a mitad del otoño; En la parte trasera de mi auto poseía
un par de abrigos y dos sombreros, tenía tanto, pero tanto frio que pensaba que
tendría parar en cualquier lugar para recuperar la fuerza de mis dedos para
seguir conduciendo, ¿cómo podía ignorar la lluvia que hacía que mi travesía
fuera cada vez más difícil?
Llegue por fin a un lugar, no sabía si sería
exactamente lo que tenía en mente, pero en estas épocas los lugares cerrados
son el centro de atracción de las personas en busca de un poco de calor, pues el
ambiente hace que las personas pierdan la poca llama que llevan por dentro para
sobrevivir en este tempano de hielo que es la realidad; Empecé a observar un
par de pinturas en aquel local a ver si un poco de “Buen arte” podría alejarme de la realidad y abrirme la mente a creer que
es posible sentirme viva una vez más; Fue
en ese preciso momento en que te vi , desvié la mirada para otro lado pero algo
me hizo girar una vez más, cómo podría olvidar ese rostro, eras tan perfecto
que te detallaba una y otra vez, la obsesión era tal que me hacías morder mis
labios, tus ojos eran tan hermosos… tu cabello me hacía desear pasar mis manos
entre ellos y contemplar tu bello rostro; vestías un par de topos negros en tus
orejas, camisa blanca y sobre ella un
abrigo a cuadros azul, tan azul, tan mi favorito, jeans y zapatos, todo completamente
a mi gusto; te observé por tanto tiempo que lo notaste, en mi defensa me salvo uno de mis sombreros , el cual me puse
antes de salir, aquel sombrero ocultó mi rostro por unos segundos, pero sirvió
poco, levante la mirada y estabas tú observándome con tu sonrisa algo picara
que aparece de la nada y entras a otro lugar dejando tu galante rastro ; mi camino
continuó, los chicos me abrían las puertas de los lugares a los que entraba,
sonreían, por un segundo sentí un poco de rareza, pero aun así seguí mi camino fuera de tanta
distracción y mientras caminaba pensaba cómo era posible estar rodeada de tanta
gente y sentir todo lo que pasa por sus mentes.
Sombreros oscuros,
tan oscuros, tan negros.
Oscuras, oscuras sus mentes; cómo era posible sentir
tanta soledad, me detuve un segundo en medio
del corredor dejando que las personas pasaran un poco más cerca de mí,
podía sentir sus pensamientos, criticas, envidias, celos, insultos; todo era un
mar de hipocresía y belleza y un poco de algo más que ningún diccionario en su
vasto mundo de palabras podría
describir.
Retiro mi sombrero negro y puedo sentir como la gente cambia,
paso a ser una más del tumulto; me pongo mi sombrero una vez más y mi aura se
vuelve nuevamente oscura, misteriosa,
solitaria.
El sombrero es mi verdadero yo, el que nunca quise dejar salir, pero ahora que está a
la vista de todos y es aceptado sin mayor distinción y a su vez envidiado,
decido retirármelo de la cabeza una vez más y caminar unos cuantos pasillos sin
él; entré nuevamente a observar las pinturas y ver si mi concepto había
cambiado, pero te encuentro una vez más con tu apariencia sensual y mirada
provocadora, me puse el sombrero de nuevo porque comprendí que con él podía disfrutar de
tanta oscuridad y belleza sin temor alguno, se lo había ganado, un completo
extraño con su sonrisa había logrado más que cualquier otra persona.
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