Cerré mis ojos, le cerré la puerta a los miedos y abrí mí corazón. En el camino entregué las llaves y me atrevo a decir llaves porque no solo mí corazón tiene cerradura, también cuento con un pasillo lleno de puertas las cuales solo pueden ser abiertas por alguien que deje sus miedos, prejuicios y orgullo en el perchero de la entrada.
La persona que se atreva a entrar tendrá que luchar con mis demonios, tomar té con mis alegrías, emborracharse con mis tristezas y enamorarse de la librería que con lleva mis historias y recuerdos, para que al final pueda lanzarse a la nada donde encontrará agujeros negros, constelaciones y galaxias que lo llevaran a lo más profundo de mi alma.
Atrévete a cerrar los ojos, a darme la mano y perder la razón.
Piérdete en mis labios, en mis ojos, piérdete en mí y prometo estar ahí para rescatarte y nunca soltarte, juntos cruzaremos todas las puertas porque en este proceso donde las almas se pierden las miradas se encuentran.