martes, 10 de enero de 2017

EL SOL



En un mar de incertidumbres me encontraba yo, sumergida en dudas, emociones, el pasado; 
el agua me hacía sentir más de la naturaleza y menos tuya.

Contemplando el sol con ansias de respuestas,
esperando que el universo hiciera una jugada secreta para darle un rumbo a mi vida.

Estaba allí en la orilla del mar con mis manos cruzadas,
estaba allí enceguecida por los rayos tan fuertes, tan cálidos, tan únicos del sol,
estaba allí entorpecida con tanta perfección, con tanta vida, con tanto amor.

El agua estaba fría pero el sol estaba allí para mí,
mirándome, abrazándome, contemplando cada parte de mí cuerpo con el movimiento de las olas.

Era su mirada, eran sus labios, era el movimiento de sus manos el que hacía que cada segundo tuviera sentido.

Empiezo a notar que te tengo cerca, empiezo a imaginar tus labios sobre los míos;
un beso lento, un beso intenso, un eclipse perfecto.

Llega la noche el sol se despide y aparece la luna,
la marea sube, mí cuerpo pierde movilidad, pero mis sentidos se agudizan,
siento como la luna acaricia mí piel y las estrellas se conviertes en pecas infinitas para contemplar.

Tan sutil, tan sensual, tan única.

Siento como unas manos me abrazan y me sacan del agua,
alguien me abraza con la misma fuerza y calidez del sol y rompe todos mis miedos.

El amor llega una vez más revestido de sol con ganas de quedarse y de nunca apartarse jamas.

Para el hombre que abre su corazón, para el hombre que sonríe e ilumina mí vida, para el hombre que ama con intensidad a él le digo:

Gracias por ser mí sol.












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