Personas con conocimientos ocultos
en lugares remotos, personas que marcan tu existencia con sus palabras,
personas que con sus miradas hace mucho más que observar, personas que con su
presencia hacen de tu vida algo mejor.
Conocerte no fue más que obligación;
desde el inicio comprendí que tendría que ver tu rostro cada viernes en la
mañana con una taza de té en tu mano derecha y con libros en la izquierda. Eras
tan extraño pero tenías tantas cosas interesantes que decir, tenías tanto
conocimiento por compartir, tenías tantas cosas en tu cabeza que una hora de
clase no era suficiente para entender la pasión que había en tus palabras.
Los viernes dejaron de ser
obligación cada viernes en la mañana me levantaba con una sonrisa porque sabía
que aprendería palabras nuevas, porque sabía que me contagiarías de tu pasión,
porque sabía que tus palabras hacían más en mi de lo que imaginaba, porque
dejaste de ser un superior a ser mi amigo.
Tomar té en las mañanas se hacía
monótono en cada reunión y no sabía si era porque era lo único que mi escuela
podría ofrecer o si era porque los turrones de azúcar no eran lo suficiente
cuadrados para mi gusto. Tomar té contigo era algo de otro mundo era algo más
que un compromiso matutino en una sala llena de personas con ansias de poder y
egocentrismo, tú hacías de mis mañanas algo increíble tenía que aprender tanto
de ti pero era tan poco tiempo el que podía pasar contigo.
Los descansos eran tortuosos después
de largas horas de estar sentada escuchando
la misma persona hablar; los descansos era el método de escapatoria a la
realidad y sabía que una conversación contigo era suficiente, eras tan
adulador, tan mayor, tan loco, tan sabio que tu anillo de compromiso te hacía
ver más interesante aún; tus palabras eran tan fuertes recuerdo como si fuera
ayer cuando me decías “Porque no te conocí unos años atrás hubieses sido la
mujer de la que me hubiese enamorado locamente y nunca te hubiese dejado ir” y
aun sabiendo la diferencia de edades decías que no había problema y que para el amor no había edad estipulada,
las cosas que decías eran extremadamente implícitas y tu sutileza para
conversar con mi madre era increíble, eras el único hombre que conocía que
podía decir lo que sentía y deseaba en el momento perfecto porque para ti no
había momento adecuado ni momento incorrecto porque todo para ti todo era una
oportunidad.
Llega el día de vestidos largos y
ponches adulterados tu increíble manera de adular mi vestido blanco fue decir
“Estas de blanco y yo de negro que tal si hacemos de esto algo más formal, luce
usted muy hermosa esta noche señorita” , la noche avanza las persona se
divierten y puedo detallar en el rostro de un amigo las ganas que tiene de
besarme pero lastimosamente soy lo suficientemente exquisita y selectiva para
él pero no importaba porque a mi lado estabas tú hombre tan sabio y tan formal,
llega la hora de bailar y eres la única persona que siento que debería tener el
honor de bailar conmigo, en medio del baile y las cursilerías tu insistes en
que no sabes si lo que haces es erróneo pero dices constantemente que naciste
en la época equivocada y que darías lo que fuera por ser más joven o hacerme a
mi mayor yo solo te sonrió amablemente, el baile termina es hora de ir a casa y
no porque sea media noche ni porque las princesas lo hagan es porque los
tacones me tenían exhausta y solo quería ir a dormir.
El gran día había llegado era el
momento de salir de la prisión de muchos años donde haces amigos para toda la
vida y donde tienes las experiencias más lindas y amargas de tu vida, la
ceremonia termina y no te pude verte allí para despedirme; meses después vuelvo
a aquel lugar donde que viví por muchos años de mi vida y como algunos maestros
decían “ El segundo hogar” , allí estabas tú tan impecable como siempre y nunca
olvidare tu saludo “ Mi sueño se hizo realidad ya lo nuestro no es prohibido”
le sonrió amablemente y le expreso que siempre lo será me despido de él con un
beso en la mejilla y dices por última vez “ Siempre serás el amor que desee desde
el pasado que se hizo realidad en el presente pero que nunca tendré en el
futuro”, te despides con nostalgia mientras posas tu mano sobre mi rostro
deseándome felicidad y amor, me despido de él comprendiendo que hay cosas que
solo pasan una vez en la vida y que si no las sabes apreciar nadie más lo hará
por ti.
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