jueves, 1 de enero de 2015

HABLÁNDOLE A LA LUNA




Estar sumido en un amor donde las notas musicales son el palpito de tus deseos; quiero demostrarte lo importante que es para mí nuestra historia.

Un día de esos, donde las tardes grises y curiosas te dan ganas de pronunciar, probar y sentir cosas ocultas e implícitas, es en uno de esos días donde te conocí.

Entrar a un lugar por curiosidad significa algo, pero entrar a un lugar sin propósito es el verdadero reto. Conocernos es un milagro, estar a tu lado es más que una ilusión, te he imaginado tantos años, te he dibujado, te he impregnado en mi mente, las noches se hacían largas imaginando si algún día te encontraría, pero al entrar en aquel lugar oscuro encontré tu luz.

Empezamos con palabras agradables a nuestros oídos, alagábamos nuestros rostros y describía tus ojos como perlas preciosas de esas que solo una persona puede tener en el mundo y puede alardear de ellas. Empezamos con fotografías, cartas, notas, llamadas pero cada día estabas más adentro de mi corazón. Habían tantas dudas en mí que mi corazón dolía, mis relaciones pasadas me habían enseñado que entregar el corazón demasiado rápido era una pérdida de tiempo; porque amé tanto que la luna lloraba sangre conmigo. 
Los atardeceres eran muestra perfecta de que en medio de sus colores rojos mostraban que hasta algo tan hermoso podría demostrar dolor, pero al mismo tiempo me hacían entender  que el sol estaba de pie demostrando al resto del mundo que puede ser alegría de alguien y que alguien algún día lo apreciaría por su belleza a pesar de que en cualquier momento debía desaparecer, en aquel momento yo era el sol y temía desaparecer ante tus encantos.

Tu nombre era tan dulce para mi boca, tu procedencia increíble, eres como el dibujo de la pareja perfecta que dibujaba cuando era niño.

Tu voz es de esas que desearía guardar en un CD y escuchar en los viajes largos, donde los paisajes hacen más que una galería de arte junta, créeme hermosa mujer que eras más que una voz, eres música para mí.

Un día donde la naturaleza estaba blanca y pura ese fue el día perfecto para conocerte estabas en medio de millones de personas de todas partes del mundo, en medio de lenguas inhóspitas y románticas, entre los pisos blancos y en medio de los afanes de las personas estabas tú tocando un piano negro,  mientras yo bajaba por las escaleras el eco de tus dulces melodías eran escuchadas por miles de personas pero solo yo entendía que estaban llenas de ansias, nervios y amor, porque solo yo sé que eran para mí; estabas sentada tocando el piano esperando por mí, delicadamente pose mi manos sobre tus ojos para sorprenderte cuando volteaste a mirarme sentí como el sol me sonreía una vez más, eran tus ojos, tan perfectos que llenaron mi alma tan profundamente que un abrazo no hubiese bastado para saciar la emoción y ansiedad que tenia de conocerte, tus abrazos eran tan fuertes ,tus lagrimas tan dulces que el amor llego a mi puerta y me hacía entender que era todo un riesgo pero era necesario porque valía la pena tener a aquella mujer frente a mí y luchar por ella a pesar de la distancia.

Cada mañana me levanto y miro la nieve tan blanca, tan fría, tan pura y no puedo creer que estoy a tu lado, que al fin lo que soñé me está haciendo despertar con besos en la mejilla y una taza de café.


Ella cada noche antes de dormir toca unas canciones para mi mientras yo cierro mis ojos y pienso que estoy en el cielo, su voz es tan angelical y las melodías que salen de su piano siento que son los pálpitos de mi corazón, los cuales eran antes tan simples y metódicos y que ahora son una obra maestra al lado de ella. Solo pido a la vida la oportunidad de que este momento sea eterno y que la luna llena que puedo divisar por mi ventana me sonría de la misma manera que la perfecta mujer que está detrás del piano entregando toda su vida para hacerme feliz.

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